La fábrica gijonesa de vidrio «La Industria» (Cifuentes, Pola y Cía.) fue fundada en 1844 por: Anselmo Cifuentes Díaz, Mariano Pola, la familia Toral, el Marqués de San Esteban y el Conde de Revillagigedo, con un capital social de 1.200.000 reales.
Estuvo dirigida, en sus inicios, por el técnico suizo Luis Truan, y destacaron, de manera tan especial, la calidad de sus acabados y opalinas tanto, que sus fabricados se han convertido en objeto de coleccionismo. Esta fábrica de vidrio, la primera que se fundó en Asturias, tuvo una dilatada trayectoria histórica. Ninguna fábrica de vidrios española del siglo XIX pudo superarla, en número, variedad y calidad de sus productos. Sus instalaciones fueron derribadas en 1954.
PLANO DE GIJÓN CON LA SITUACIÓN DE LA FÁBRICA
Luis Truán
Nació en Nyon, Suiza, en 1799. Su formación de técnico especialista en la fabricación del vidrio le lleva, en 1831, a La Coruña, en donde dirige una fábrica de vidrio. En 1844, se instala en Gijón con la idea de formar, asociado con Anselmo Cifuentes y Mariano Suárez Pola, la fábrica de cristales La Industria. El fallecimiento del empresario suizo fue en Gijón, en 1876. Truán era de religión calvinista, por lo que, a pesar de la consideración de la que disfrutaba, no pudo ser enterrado en el cementerio de Ceares, o del Suco, construido en 1873. Se le enterró en un terreno colindante, lo que dio origen al cementerio civil, también llamado cementerio de los protestantes.
Anselmo Cifuentes Díaz
Fue un relevante empresario asturiano, pionero y emprendedor de la industria de Gijón, en la que participó en la fundación de importantes empresas, tales como la cristalera “La Industria” y la participación en navieras, potenciación del puerto de Gijón y de otros muchos negocios, entre los que se encontraba el periodismo, participó en la fundación del periódico “El Comercio”. Fue concejal del Ayuntamiento de Gijón, y le fue otorgada la Gran Cruz de la Real y distinguida Orden Americana de Isabel la Católica, y fue comendador de número de la Orden de Carlos III, Una importante calle de Gijón lleva su nombre, habiendo nacido en esta ciudad en el año 1815. Vivió en un periodo histórico de gran auge industrial en la tierra asturiana, con la explotación de las minas de carbón del valle del Nalón, y el comienzo de la metalurgia a gran escala con las instalaciones de los altos hornos de Langreo y Avilés. En este período histórico, Anselmo Cifuentes participó activamente, creando e impulsando varias industrias y negocios. Murió el 15 de diciembre de 1892 en su ciudad natal.
Mariano Suárez Pola
Nació en Luanco en 1793, y estudió en el Instituto Jovellanos de Gijón. Emigró a Cuba, de donde regresó en 1840, con capital para invertir en empresas, tales como La Industria. Construyó en Luanco el Instituto del Santísimo Cristo del Socorro en 1870 para el desarrollo de la educación en su ciudad. Estuvo en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica. Falleció en 1884 en su localidad natal.
LA FÁBRICA
LA FÁBRICA
De su ingente producción, cabe destacar sus opalinas (tipo específico de vidrio). No sólo se fabricaban objetos de uso cotidiano como vasos,copas,fruteros, sino también obras decorativas destinadas al mercado local, nacional y a la exportación. Decoración pintada, dorada, esmaltada y con escenas estampadas, así como de vidrio translúcido. Varios artistas trabajaron en la fábrica, entre ellos Ulpiano Alonso, maestro de Piñole. Destaca, histórica y culturalmente en Asturias, por ser la creadora de la botella de sidra que hoy conocemos. En Asturias, había una gran demanda de vidrio para comercializar la sidra.
Se instalan, primeramente, en el Natahoyo y luego en el Paseo de Begoña. Los productos eran vendidos en una tienda al final de la calle El Muro. Botella de Xixón, así es como se conoce popularmente ese tipo de botella utilizada para la sidra, que llevaba en su culo parte inferior el nombre de la ciudad. La botella de sidra se inspira en otras que se hacían en Inglaterra. La industria vidriera nace aquí por la necesidad de embotellar la sidra. Sólo hay que recordar a Jovellanos, que ya lamentaba la falta de una industria embotelladora, pese a los altos consumos de sidra.
ANUNCIO DE LA FÁBRICA
EXPOSICIÓN
Se dan cuenta de que ha de ser oscura; en Inglaterra ya se hacían de vidrio oscuro, ya que conserva mejor las bebidas al tener menor incidencia los rayos ultravioletas. Esas botellas se adaptan a las medidas de la sidra, con un cuello que permita el escanciado. Primeramente, se hacen sopladas a mano, pero no salen uniformes. La fecha clave para el nacimiento de la botella de sidra es 1880, se hace la denominada «mol de hierro», fabricada con moldes de tres piezas de hierro. Y aquella forma es, prácticamente, la de hoy en día. La botella de sidra no ha variado casi nada, unos milímetros, desde 1880. La sidra se tomaba desde el tonel, escanciada en las jarras, en las zapicas. De ahí que la botella tenga unas características propias para facilitar el escanciado.
La botella está hecha ex profeso para la sidra asturiana. El escanciado es una imitación de cómo se espicha la sidra desde el tonel, para que abra el carbónico y sacarle todo su gusto a la bebida. La curva característica de la botella, la llamada «pierna de dama», una forma muy marcada, lo que hace es parar la velocidad de la sidra para que no salga tan disparada. Es algo único en el mundo.
El vaso surge también en una época próxima a la de la botella; eran vasos gruesos, pesados. Las vidrieras hacen botellas y, claro, también vasos. Nacen con unas medidas que tampoco han cambiado mucho hasta hoy en día. Las botellas de sidra se fabrican aquí en España, en Burgos y en Zaragoza, y en otros países europeos. Siguen de actualidad las palabras de Jovellanos: no hay quien haga en Asturias una botella de sidra. La última botella se hizo el 18 de marzo de 1981.
FÁBRICA DE VIDRIO
EXPOSICIÓN FÁBRICA DE VIDRIO
En Asturias hay, además, una larga tradición de reciclar las botellas de sidra, se puede ir a una sidrería y ver aún botellas que se fabricaron hace treinta años. Los llagares reutilizan las botellas, lo que no ocurre con las de champán. La venta de sidra está en auge. Llevamos tomando sidra más de dos mil años, como recoge Estrabón.
Desde la fundación de la fábrica, el director facultativo tenía la prerrogativa de contratar a todo el personal dedicado a las labores de producción de vidrio, la mano de obra extranjera, debido a su grado de especialización, acaparaba los más altos puestos de trabajo técnico, lo que no dejó de provocar conflictos a lo largo de la historia de la Fábrica.
El personal asturiano debía de estar destinado a trabajos subalternos o auxiliares de los trabajadores extranjeros, vidrieros ya de profesión.
En la huelga de 1872, se acordó la reducción del horario de verano, en dos horas, equiparándola entonces a la de invierno, unas 12 horas.
En 1877 la Fábrica de vidrio de Gijón tenía 587 obreros de ellos 79 extranjeros, 85 mujeres y 68 niños que trabajaban desde los 11 años.
En 1883, la fábrica contaba con 86 extranjeros, a los que deben de sumarse otros 10 operarios nacidos ya en Gijón, 50 mujeres y 106 niños.