GONZALO VINCK ÁLVAREZ
(Gijón 1919 – Madrid 2016 ) Hijo de Laureano Vinck y Aurora Álvarez. Padre de Octavio Vinck Díaz
Comienza la Guerra Civil cuando él contaba con 17 años de edad. Vivía con la familia en el paseo Alfonso XII (Begoña) que, era a su vez, el estudio de Laureano Vinck con luz natural. En aquella época, se utilizan placas de cristal, marcas Ferrania y Gevaert. A los diez años, comienza a ayudar en el laboratorio. Entonces se utilizaba cámara de galería con placas de hasta 24×30, y ampliadora para placas de hasta 10×15.
Tenían una cabina fotográfica en el portal de la casa del Paseo de Alfonso XII. Atendía Gonzalo, de 9 a 21 horas, con 17 años. Las fotos eran “fichas” de tres fotos que se cobraban a 0,50 céntimos. Utilizaba película de cine de 35mm. Como cámara, una Leica IIIb.
Un día sonaron las sirenas, Gonzalo estaba con unas amigas en el estudio y oyeron venir a los aviones, bajaron al refugio de la Cuesta de Begoña y, posteriormente, cayó un rosario de bombas, una de ellas impactó sobre la Iglesia de San Lorenzo, otra sobre el teatro Dindurra, otra de ellas derribó la vivienda-estudio de los Vinck y otra explotó a la puerta del refugio matando a varias personas, no consiguiendo alcanzar el edificio de Correos, que era el objetivo.
Posteriormente, se fueron a vivir a la Plazuela de San Miguel, definitivamente.
Gonzalo trabajó en los talleres de la Trefilera, en el Cerillero, durante un año, en la parte eléctrica, principalmente con voltímetros, amperímetros y baterías viejas que se reutilizaban.
A los “quintos” del 39 les vino la orden de ir al “frente”, como consecuencia de ello a Gonzalo le enviaron a Lugo durante tres meses, adonde viajó con los cinco duros que le dieron sus padres. Allí los preparaban para el “frente” y, al mismo tiempo, comenzó a trabajar como fotógrafo para ganar algo de dinero, con una cámara AGFA de fuelle y 4×6, que se compró. También retocaba placas para fotógrafos de la zona y tiempo después fue a Burgos a examinarse de reportero fotográfico, sacando el número uno de la promoción.
Ya de vuelta en Gijón, le pide la “carbonera” del sótano de su casa a su padre, donde monta un pequeño laboratorio (eran ya los finales de la guerra) y suele ir a Pola de Siero a hacer fotografías, recorriendo otras zonas de Asturias como Nava, Arriondas y Ribadesella. Poco a poco, va extendiendo su actividad a Candás, Luanco, San Esteban de Pravia y Cudillero.
Gonzalo se coloca un brazalete con el nombre “Vinalva” para el trabajo de calle, creando así el nombre comercial obtenido del Vinck-Álvarez. Utiliza una cámara “Retínette” de 35 mm, francesa.
Se lleva todas sus cosas a un sótano en la calle Marqués Casa Valdés y donde monta “esmaltadoras” y secadoras en un armario de cocina, con resistencias y extractores. Para revelar utiliza grandes cazuelas. En esa época, comenzó a comprar “colas” de película de cine y empezó a venderlas, trasformadas en “cargas” de película de 35 mm para cámaras fotográficas, y también con papel fotográfico.
En 1943 compra un viejo coche Fiat furgoneta y lo transforma, para hacer un Photomatón en su interior. Con él va por las “romerías“ haciendo fotos en 10 minutos. Utiliza un carrete de papel positivo impermeable que compraba en Sarralde de Madrid. Utilizaba revelador normal y hacía la inversión (metol, hidroquinona y sulfito) y se conectaba a la corriente donde podía, y, si no, utilizaba la batería del coche. El viraje se podía hacer por pasos, primero se revela, después se fija, posteriormente se “rebaja” y finalmente se hace el viraje a la luz. Entonces se positivaba, y salía de color sepia, se lavaba, cortaba y entregaba. Todo esto en 10 minutos.
El objetivo utilizado para 9×12 era de 150 a 200 mm. Las fotos se pegaban con goma laca con una prensa con calor de gas. Se “untaba” la foto y con un cuchillo se pasaba por detrás y después se pegaba. Se cobraba la tira de tres fotos a cinco pesetas. Se utilizaba un sistema de espejos en la parte de atrás de la furgoneta, poniendo a la persona en ángulo y se fotografiaba sobre el reflejo del espejo.
En el coche cabina utilizaba papel “reversible” en bobinas. Llevaba incorporada una máquina de revelado comprada en Feito (Sarralde) en Burgos, que era especial para el revelado de papel reversible. El papel era plastificado y se secaba con “trapos” a la vista del público.
En 1944 se trasladan a la calle Corrida 79, hoy 55. primer piso, que será utilizado como vivienda y también como estudio, laboratorio y oficina. El estudio pasó a llevarlo Victorina, que era quien hacía las fotografías.
En el laboratorio propio se revelaban y positivaban las fotos. Tenían también dos retocadores para acabar las fotografías y disponían de los aparatos para enmarcar con marcos de madera las fotografías. Se empezaron a vender Radios INGRA-INRA. El taller se monta en un local en planta baja, debajo de la escalera. Las radios se vendían con pago a 30-60-90 días. La revista Sombras y la de Arte Fotográfico le publican varias portadas.
Monta un taller en la casa de su amigo Carreño en el “Piles” de Gijón. La maquinaria para el taller se compra en una subasta por 20.000 pesetas. Se fabricaron los siguientes productos: Ampliadoras Triviert, rodillos escurridores de goma, planchas para esmaltadora, prensas para fichas. Se utilizaba un material de fundición, parecido al aluminio, y comprado en Avilés, que se llamaba Zamak. Se utilizaba pintura al horno. Como en su niñez recibió clases de dibujo le fue muy útil para después “retocar” las fotos y placas.
Hizo publicidad “explosiva”. La calle Corrida con la casa quemada, el puente del río Piles hundido, globos ovni sobre Oviedo, mono en paracaídas……
En todas las revistas fotográficas de la época, Sombras y Arte Fotográfico, se pueden encontrar múltiples páginas de publicidad muy agresiva, y varias portadas de retratos hechos por él.